Los premios en la educación del cachorro
Cuando se adquiere un animal de compañía y más concretamente un cachorro nos implica la responsabilidad de mantenerle en un estado optimo de salud y bienestar. Los puntos básicos para conseguir estos objetivos son: el cuidado sanitario, la higiene, la nutrición y el ejercicio, además del entrenamiento y la educación.
Educar a un cachorro no es solo la realización de ejercicios de obediencia más o menos complicados, educar implica algo más que simplemente el adiestramiento para que obedezca.
Todos los cachorros deben también recibir y aprender unas serie de normas básicas que le indiquen claramente, sin posibilidad de error, que cosas se pueden hacer o no y como debe comportarse en distintas situaciones cotidianas.
El aprendizaje de estas normas y ejercicios es fundamental para fomentar el carácter estable y equilibrio en el cachorro, prevenir la aparición de conductas molestas problemáticas y enseñar al animal a relacionarse adecuadamente con la sociedad en la que vive.
Hasta ahora se había pensado que la edad más adecuada para empezar con la educación del cachorro era entre los seis y ocho meses, hoy se ha visto que lo más recomendables es empezar a educar al animal tan pronto como sea posible.
Debemos de entender que un cachorro de corta edad no es capaz de mantener periodos de atención muy largos, pero esto no tiene que ser un impedimento para empezar la educación en aspectos claves como son los hábitos higiénicos, la inhibición de la mordedura, el control de las emociones, el quedarse solo en casa y no destruir nada. Así mismo, con paciencia y mediante sesiones cortas combinadas con periodos de juego se le puede ir enseñando las órdenes fundamentales de obediencia como son: sentarse, tumbarse, permanecer quieto, acudir a la llamada o caminar al lado sin olvidar soltar objetos, no coger cosas del suelo o no subirse a las personas.
Para que el cachorro aprenda todo aquello que queremos enseñarle el sistema más utilizado actualmente es el que se basa en la aplicación del refuerzo positivo. Este sistema consiste en orientar y dirigir al animal para que muestre la conducta apropiada y premiarle cuando esta conducta es realizada con algo muy agradable para el (caricias, elogios, juego y/o comidas). La principal ventaja de este sistema de educación es que el cachorro percibe el aprendizaje como algo estimulante y divertido, consiguiendo que su nivel de bienestar sea optimo.
El proceso de aprendizaje utilizando el refuerzo positivo es bastante sencillo. Al principio, cuando se quiere enseñar una orden o una conducta nueva es necesario premiar al animal todas y cada una de las veces que muestra la conducta o realiza la orden deseada. Esto se conoce como aplicación continua del refuerzo.
Una vez que el cachorro realiza la orden correctamente y de forma continuada y fiable se puede empezar a premiarle únicamente alguna de las veces que el animal hace lo que se le ha pedido. Es decir, se pasa a una aplicación intermitente del refuerzo. Este paso es muy importante ya que favorece que la presentación de la conducta apropiada sea más consistente y permanente en el tiempo.
La aplicación intermitente del refuerzo debe hacerse, sin embargo, de forma gradual. Cuando se pasa a este esquema de refuerzo primero deberán de dejarse de premiar una o dos de cada diez veces que el animal hace lo correcto. Luego se premiaran solo la mitad de las veces y, por último, el premio aparecerá en ocasiones aisladas.
En la práctica, el refuerzo positivo mas recomendado es el de la comida (esto no excluye el uso, además, de otros refuerzos positivos secundarios como las caricias o los elogios).
La comida es mucho más fácil de utilizar que el juego en la mayoría de los casos y resulta mucho más estimulante que una caricia o un elogio para la mayor parte de los animales. Además presenta su fácil manipulación y la posibilidad de ofrecer al cachorro diferentes premios en función del objetivo conseguido.
Sin embargo el uso de la comida, también presenta inconvenientes. El principal es el concepto mal entendido de premio. No es raro observar a un propietario que ofrece al animal media salchicha o una loncha entera de jamón serrano como recompensa por una orden realizada, además, en las fases iniciales, es necesario utilizar un número elevado de premios. Si cada premio que se dé al animal es de un tamaño considerable y es un alimento poco equilibrado, existe un riesgo importante de provocar alteraciones significativas de la dieta del animal, problemas de digestibilidad y alteraciones gastrointestinales o alergias en animales sensibles. Por todo esto, es muy importante entender que cuando se premia a un cachorro se trata de conseguir estimularle para que repita la conducta posteriormente, y no de alimentarle.
El premio comestible ideal debe ser:
- Altamente estimulante para el animal
- De ingestión inmediata, sin necesidad casi de masticarlo.
- Dosificable.
- De pequeño tamaño.
- Nutricionalmente equilibrado.
No es sencillo encontrar un premio comestible que reúna todas estas características. Así, por ejemplo, el propio alimento que toma el cachorro puede ser nutricionalmente muy equilibrado y fácilmente dosificable, pero puede resultar poco estimulante. Otros premios, como las salchichas y el queso, se pueden dosificar y manipular con facilidad y son altamente apetecibles para el animal, pero no excesivamente adecuados desde el punto de vista nutricional.
Por lo tanto, será necesario en cada caso seleccionar el alimento que mejor se adapte a las características de cada cachorro para conseguir una educación fiable y duradera.