Nutrición del cachorro

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Cuando nos referimos a la nutrición del cachorro debemos diferenciar dos etapas: el periodo de destete y la fase de crecimiento.

En el destete se produce un crecimiento muy intenso que se asocia a una serie de cambios:

  • Los requerimientos energéticos y de nutrientes son muy altos y ya no son cubiertos por la leche.
  • El reflejo de succión va desapareciendo gradualmente y da paso al lamido y finalmente a la masticación.
  • Se producen cambios anatómicos y funcionales del tracto digestivo: los cachorros pierden la capacidad de digerir la lactosa y desarrollan cierta capacidad de digerir el almidón.

En esta fase, un alimento específico facilitara la transición de una alimentación basada en la leche materna o maternizada a la alimentación sólida. Será necesario ajustar el contenido de proteínas y almidón y al mismo tiempo, adaptar la textura a la evolución del cachorro. Así pasara de un alimento líquido a una papilla y de ahí a las croquetas, inicialmente humedecidas y a continuación secas.

El periodo de crecimiento continúa durante más o menos tiempo en función del tamaño definitivo del perro y se caracteriza porque el cachorro presenta dos puntos débiles: sensibilidad digestiva y sistema inmunitario.

Sistema digestivo delicado:

En el cachorro se unen dos circunstancias que afectan a su aparato digestivo: su baja capacidad digestiva y su sensibilidad y exposición a virus y parásitos.

Baja capacidad digestiva. Los cachorros tienen una baja tolerancia digestiva comparada con la de los adultos que esta originada por distintas causas:

  • Menor capacidad enzimática. La actividad enzimática de la quimotripsina y de la amilasa va aumentando progresivamente, pero es menor que la del adulto.
  • El intestino no está completamente desarrollado, tiene que aumentar su longitud y su superficie.
  • El vaciado gástrico es relativamente rápido. Virus y parásitos. Los cachorros son propensos a padecer enfermedades víricas y parasitosis intestinales asociadas a su debilidad inmunológica y a que están muy expuestos. También es frecuente que se desparasiten y es posible que algunos de los productos utilizados tengan efectos negativos a nivel digestivo. Para dar respuesta a esa baja tolerancia el alimento debe aportar una alta seguridad digestiva.
  • Nutrientes altamente digestibles: proteínas que dejan poco residuo en el colon e hidratos de carbono como el arroz.
  • Prebioticos, ingredientes no digestibles que tienen un efecto beneficioso ya que regulan la población bacteriana del colon como son: los fructo-oligosacaridos, la pulpa de la remolacha, lactulosa, aceite de pescado, etc.

Sistema inmunitario inmaduro

Los cachorros tienen un sistema inmunitario débil y se exponen a numerosos agentes infecciosos. La placenta de la perra prácticamente no permite la transferencia de inmunidad. La mayoría de las defensas inmunitarias procedentes de la madre llegan a través del calostro y solamente se pueden absorber durante las primeras 24 horas de vida. Dependiendo de la cantidad de calostro que tome y de la concentración de anticuerpos que contenga, el cachorro recibirá una mayor o menor protección. Además, con el tiempo estas defensas van disminuyendo y al no haber recibido aún sus vacunas se encuentran en una situación de riesgo. Por otro lado, con el resto de la camada y la madre, se encuentran en un entorno en el que existe una gran probabilidad de infección. Después, las circunstancias no mejoran: un lugar diferente, con nuevos gérmenes y en ocasiones además coincide con un cambio de alimentación.

En resumen, el cachorro está en riesgo por su sistema inmunitario inmaduro y por la exposición a la que se le somete. Por eso, es interesante ayudar a reforzar sus defensas a través de la nutrición con la incorporación de diferentes sustancias: antioxidantes, betaglucanos,…

Se trata de proporcionar la respuesta nutricional más precisa para cubrir las necesidades del cachorro y facilitar un crecimiento adecuado, atendiendo a sus características específicas.

Ritmo de crecimiento adecuado

El crecimiento del cachorro depende de su tamaño adulto y existen grandes diferencias en función del tamaño, peso y la raza.

En los perros pequeños, el periodo de crecimiento es corto y a los 10 meses alcanzan su tamaño definitivo. Los perros medianos tienen un crecimiento intenso que dura hasta las 12 meses, en las que se multiplica su peso de nacimiento por 40-50. En los grandes esa etapa se prolonga hasta los 15-18 meses y se caracteriza por una mayor sensibilidad digestiva y de sus articulaciones. Y por último los cachorros de razas gigantes tienen un periodo de crecimiento tan prolongado que se distinguen 2 fases: los primeros 8 meses, en los que crecen en altura hasta el 90% de su talla definitiva, y desde los 8 a los 18-24 meses, en que desarrolla más la masa muscular.

Esto determina la necesidad de adaptar las formulas a los distintos tipos de crecimiento. Los desarrollos más cortos e intensos requerirán contenidos energéticos más altos, mientras que para los crecimientos prolongados la energía será menor y se incluirán condoprotectores para favorecer un adecuado ritmo de desarrollo musculo-esquelético y articular.

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